![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZKu3G85_Z0K4-WjrIHYE7DwUvJquHxKr8-m2WHW3mCGnTBJ3ZQREIxl87Gfm36NGXykj4uTHxpBGqFPpbAUjZTpsXGcv09Q9Ab66J1obVQLI_1sY8id8SC_1MGRuWafToQ9ktn0FgzSFG/s320/DSC03763.JPG)
En la despedida que nos hicieron a Orlando y a mí en la oficina de Bienestar, yo recibí como recuerdo esta virgencita, "La Milagrosa". Canciones, risas, pasabocas y discursos muy lindos. Pero hasta ahora yo no sabía lo que vendría después. Ya cuando la reunión se terminó, cada uno por su lado, yo subí a la oficina, me faltaba despedirme de la Dra. Patricia Veloza, la esperé un buen rato, llegó me despedí y salí. Ya eran las 6:45 pm, bajé con mis regalos, el mas grande era la caja roja donde venía la virgencita. Bueno. Sola por el largo pasillo, caminaba, caminaba, y me parecía que no llegaba a las escaleras, luego fui bajando y las piernas me empezaron a temblar, con nadie me encontré, sentía que me iba a caer. (Estoy muy nerviosa contando este episodio). Al fin llegué a la puerta de salida, estaba el celador, yo me sentía como una momia, me revisó el bolso, le dije: hasta mañana, el me contestó hasta mañana. Cuando ya el Celador cerró la puerta grande de vidrio sentí mucho frío, no podía respirar, creí que me iba a caer, solamente apretaba con mucha fuerza todo lo que llevaba. Me preguntaba: ¿Dios mío qué me está pasando? Sentía una fuerza muy extraña que me hacía retroceder, no podía avanzar, temblaba muchísimo, y con mucho esfuerzo yo daba mis pasos hacia adelante. Depronto me acordé que llevaba una virgen que me habían regalado, la apreté, y dije: Virgencita, me voy a morir (estoy llorando), no puedo mas, quiero devolverme pero yo ya me voy, estoy dejando a la persona que quice mucho, alguien que está en mi corazón, es el ICA, me voy, ya no estaré mas allí..... fue horrible. Nunca pensé que sintiera de una manera tan fuerte el desprendimiento, los momentos en que me iba alejando de la Institución. Y al fin pude llorar, hasta que llegué a la estación.
Cuando llegué a la casa, todo estaba oscuro. Me asusté porque se encendieron las luces y estaban mis sobrinos Ricardo, Toby y Fabián en la sala. Les comenté todo lo que había experimentado cuando salí de la oficina hasta la estación y volví a llorar. Se quedaron mudos. El comedor estaba bellamente decorado, prendieron las velas, y sirvieron la cena. Ya los momentos fueron cambiando, me dió mucha alegría tener una familia que me esperaba y pude volver a reir, pero seguía temblando. Ahora estoy muy feliz. Muchas gracias.